La acción bélica contra la población civil de un país europeo debe parar de inmediato
Si la decisión de Rusia de reconocer Lugansk y Donetsk como repúblicas independientes suponía un grave paso en la profundización del conflicto existente entre Rusia y Ucrania, la ofensiva militar, una opción que siempre ha estado presente y contra la que UGT se ha manifestado en numerosas ocasiones, traspasa la línea del derecho internacional, la política de bandos o la opinión geopolítica: la violación de la paz, la guerra, es un ataque al conjunto de la clase trabajadora de ucrania, víctima de una política de bloques que en nada le ha beneficiado. También son víctimas los y las trabajadoras rusas, que al drama bélico sumarán las consecuencias de las sanciones económicas que se implanten contra su país. Una situación, en definitiva, en la que sólo resultan beneficiados a corto plazo los egos y encuestas de determinados jefes de Estado a ambos lados del Atlántico, que lejos de demostrar la altura de miras propias de los líderes mundiales, constatan la pequeñez moral que esconden sus evidentes ansias de poder y megalomanía.
El incumplimiento de Ucrania de los acuerdos de Minsk y el apoyo militar de Estados Unidos y la OTAN y la lamentable política rusa de medir constantemente su poder frente a países más débiles están entre las bases del actual conflicto. El resultado es una perfecta reproducción en Europa del Este de las políticas intervencionistas de Estados Unidos como de Rusia, y que tiene como principales víctimas a la población civil, que sufre todas las consecuencias de la guerra y la tensión, la degradación económica y política generadas por el conflicto militar existente desde hace más de ocho años en el este de Ucrania. Una vez más, la clase trabajadora de Ucrania y de Rusia es la víctima de las políticas de quienes fueron elegidos para protegerlos y garantizar sus vidas en paz.
La guerra debe parar de manera inmediata y las tropas rusas deben retirarse de Ucrania. Asimismo, el reconocimiento de independencia ruso de parte del territorio ucraniano, incompatible con la Carta de las Naciones Unidas, debe revertirse.
UGT se solidariza con las organizaciones sindicales ucranianas, que suman a las políticas regresivas en materia laboral del gobierno de Kiev, confirmadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), todo el potencial destructor de la guerra y sus consecuencias.
El sindicato hace un urgente llamamiento a retomar la cordura y a reemprender, bajo el patrocinio de Naciones Unidas, el diálogo. Un diálogo abierto y franco en el que el objetivo de la paz no se pierda nunca. Asimismo, UGT insta al Gobierno de España a que trabaje para que la Unión Europea redoble sus esfuerzos por una solución pacífica a la crisis entre Rusia y Ucrania, poniendo como máxima prioridad el fin de la guerra y el mantenimiento de la paz, el respeto de la integridad territorial ucraniana y la vuelta a los acuerdos de Minsk. La guerra se ha abierto o la han abierto en Europa. Es por ello por lo que España y la Unión Europea deben reflexionar y construir su propia alternativa política basada en estos principios, y alejarse del inútil seguidismo a la estrategia de terceros que sólo responde a su únicos intereses.
La paz es, hoy más que nunca, el único objetivo legítimo.